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Una serie de eventos desafortunados (cuando la realidad sobrepasa a la ficción y a la fricción)

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Una serie de eventos desafortunados (cuando la realidad sobrepasa a la ficción y a la fricción)

En la vida de una familia, como en todo, de vez en cuando las situaciones nos retan. Unas más que otras.
Resulta que a finales de agosto empezaron a acontecer una serie de eventos desafortunados, como la película esa que no he visto. Y acá voy a comenzar a enumerar, mientras tengo mis audífonos de música Relax de Spotify intentando darme creatividad para maquillar la lista ridículamente tonta e irrelevante, que por solitario podríamos reírnos, pero que si juntamos, tal como nos está sucediendo, causan estrés, nos prueban día a día, nos hacen sentir como en The Truman Show, donde yo soy Truman pero sin show, sin reality, sin espectadores.

Y acá va como primer acontecimiento desafortunado, ese que relata cuando la nana sale de casa un día cualquiera, un lunes cualquiera, esos de los que ni merecen existir, y lamentablemente mete la pata. Literalmente. En uno de los baches que la construcción de al lado ha dejado al libre albedrío de cualquier despistado, como para que metas la pata bien, que te la dobles, y te fisures el peroné, como le pasó a ella. Finalmente no es nada grave. Su lesión pronto sanará y todos nos reiremos juntos de esto, mirando al pasado con una copa de vino blanco en la mano y comiendo trufas de chocolate.

Lo que es grave es mi mente y todo las malas vibras que debo haber enviado en ese momento a la construcción, su ingeniero, a quien otorga las licencias municipales y todos sus familiares.

Siguiente escena: caos.

Luego, nos calmamos, respiramos, pensamos. Gracias a Dios somos aún seres pensantes. Y bueno, luego de que la nana fue al doctor, obtuvimos un yeso y descanso médico que esperamos acabe algún día!

Ya con esto, que nos saca ligeramente de nuestra zona de confort, empezamos a hacer malabares para cumplir con el colegio, el trabajo de ambos padres, y los cuidados que el niño merece. Vamos bien, sobreviviendo. Ya. Está bien. «Qué exagerada eres» puedes estar pensando. «Qué tanta vaina para eso quieres hijos». Ok. De acuerdo, siempre he pensado que uno y una familia debe poder demostrarse a sí mismos que uno puedo solo y sin ayuda porque no hay mayor cosa que una buena coordinación no pueda hacer.

Ok. Seguimos.
Segundo acontecimiento. Justo cuando empezábamos a acomodarnos a la idea de que no teníamos a la nana por varios días, resulta que se mete un bicho atrevido y des ubicado al oído de mi hijo y nos golpea con una otitis. Mala noche, visita al doctor, desorden de rutina, etc. No importa. Seguimos. Lo bueno es que no hay nada grave y que se recupera rápido.

Tercer acontecimiento y no por ello menos importante, el ascensor se malogró. Y no es que anecdóticamente alguien se haya quedado dentro y cuando lo rescataron pudimos seguir usándolo. No. No funciona. Usa las escaleras por siempre y para siempre. 5 pisos más un sótano. Positivamente pienso que hago más ejercicio. Siempre, menos cuando bajo al carro a buscar un domingo a las 7 de la mañana la mochila de Transformers y llego al sótano y no tengo la llave. Ahí deja de ser deporte para ser un evento desafortunado. Uno más.

Y en el camino, entre idas y venidas, entre días y noches atareadas, agotadoras pero muy simpáticas en la intimidad de una familia de tres que disfruta su casa desordenada pero feliz, aparecían ciertos síntomas de la otitis, por ejemplo, que íbamos poco a poco controlando. Se iba manejando todo bien. Y justamente un viernes en la noche, cuando estábamos a punto de relajarnos, de disfrutar de una noche tranquila sin prisas, apareció uno de los hechos que me remontó a mi niñez. 

Sacó de mí ese estrés maligno de cuando las profesoras del colegio me miraban mal, con cara de que yo era una delincuente. Ese estrés y culpa que me hacía decir «mamá, no quiero ir al colegio» y peor aún: «mamá llévame a cortarme el pelo». Hoy me río. Hoy pienso en qué paupérria inteligencia  emocional de dichas profesoras. 

Y bueno, a qué lleva todo esto? a que los piojos llegaron a mi vida, a mi familia. A mis sábanas, a mi ducha, a la cabeza de mi hijo. Otra vez más, CAOS. Y la acción fue inmediata. Mi esposo cogía una linterna y yo las tijeras. Hasta que empezamos a razonar. Él buscaba por internet, yo en la cabeza de mi hijo. Él usaba la linterna para buscar mejor mientras mi hijo dormía y yo preguntaba al pediatra y me comunicaba con las mamás del colegio. Muchas me dieron calma. Me ayudaron a no sentirme una marciana, a no sentirme Tarzán en la ciudad. A no sentirme el tío Cosa infectado en una pasarela  de Milán. Y Luego yo me quedaba dormida.

La mañana siguiente fue maratónica. Compré shampoo anti piojos. Lo apliqué en el pelo de mi hijo, en el mío. Mi esposo también lo hizo. Busqué y rebusqué. Saqué toda la ropa de cama, toallas, pijamas, peluches. Los puse en la cola de la lavandería de mi casa, que es enana, para lavarlos en agua caliente poco a poco.

Escribo todo esto y me agoto. Y luego mi cuerpo creo que brotó con un llamado de estrés porque me dio dolor de cuello, de cabeza, de garganta. Y luego ya me curé. Continúo aplicando el shampoo en mí, más de la cuenta, más de lo que dicen las instrucciones. Pero no quiero perder más pelo del que ya perdí. En cuatro días debo volver a aplicar el shampoo en todos. El peine. Lavar todo. Otra vez.

Con este y todos los acontecimientos desafortunados me despido. A punto de pasarme el huevo, bañarme en ruda, tocar madera.

Imagen de favim.com 
 

El artículo que necesitaba leer y que necesito que leas

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Hijos únicosTema delicado.

No hay quien luego de «y cuándo se casan?» No pregunte el «y te quedas con uno?»

Para todos aquellos que siempre quieren meter su cuchara acerca de por qué no debo tener solo un hijo, les dejo este oportuno artículo en mi vida, que acabo de releer.

Yo no estoy a favor o en contra de tener 1 o más hijos. Estoy 100% a favor del respeto de las decisiones de los padres que escogen una opción o la otra. 

Hay que aprender a escuchar los pensamientos de los demás, a procesarlos en silencio y a no entrometerse. 

RESPETO en mayúsculas. 

Me encanta tener un solo hijo y seguramente me encantaría tener también dos, o tres, o cuatro. Quién sabe? 

Lo que no me gusta, lo que hace que mis oídos sangren, lo que subestima mi inteligencia, son esos pseudo argumentos que no tienen legitimación, faltos de verdad, que se repiten de boca en boca sin llegar al cerebro humano.

Entonces, dichosa estoy de haber encontrado este artículo en Serpadres.es y les cito todo el texto para que lo disfruten como yo (espero).

Enjoy! 

Hijos únicos: ¿en qué son diferentes?

 Ver test

¿Estoy educando bien a mi hijo?

G. Stanley Hall, psicólogo de finales del siglo IXX, fue uno de los impulsores de la psicología infantil, y el autor del primer prejuicio hacia los hijos únicos. Según este peculiar personaje, ser hijo único era, nada más y nada menos, que una enfermedad en si misma.
A lo largo del tiempo parece que la idea, de algún modo, ha permanecido. Hoy en día toda esta serie estereotipos asociados a los hijos únicos que han estigmatizado tanto a niños – de egoístas, mimados, poco sociables o poco empáticos – como a sus padres- que terminan sintiéndose culpables por no haberle “dado un hermanito”-, siguen estando vigentes. Pero no desesperéis, parece que la cosa va cambiando poco a poco.

Ahora sabemos la gran influencia que tiene en el desarrollo de la persona los nueve meses de gestación y el primer año de vida. Lo que suceda en este periodo de tiempo determinará en gran medida si somos más o menos sociables, nuestras capacidades intelectuales, nuestra empatía, la aprehensión y la relación con el otro en general. Es decir, las personas que influirán más en las características del niño serán los propios padres en esta etapa tan sensible del desarrollo. Lo que ocurra después, con o sin hermanos, constituirá sólo una parte de la formación del carácter.

Afortunadamente, en los últimos años muchos expertos se han dedicado a poner a prueba las suposiciones acerca de los hijos únicos, a contrastarlas científicamente. Los resultados que han obtenido distan mucho de todos estos prejuicios. Empezamos a ver de una manera más amplia lo que significa ser hijo único, sus puntos fuertes y debilidades, sus ventajas y desventajas.

En la actualidad cerca de un 40% de las parejas que tienen hijos, deciden tener uno solo. Los motivos son variados: la cuestión económica, el desarrollo en el mundo laboral de la mujer, el inicio más tardío de la crianza, etc. Veamos entonces cuáles son algunas de las ventajas e inconvenientes.

Por una parte las ventajas de tener hermanos son evidentes y repetidas asiduamente. Tener compañeros de juego, acostumbrarse a compartir tanto la cotidianidad como la atención paterna, recibir menos presión en cuanto a las expectativas de los padres (que de algún modo quedan “repartidas” entre los hermanos), se tienen entre ellos para entretenerse. Por otra parte los cuidados de los padres cuando se hacen mayores o enferman quedan repartidos, el tener “compañeros” a lo largo de la vida cuando los padres ya no están, así como una familia más extensa para sus propios hijos, son otros puntos importantes.
Las ventajas de ser el único

Pero no pensemos que ser hijo único no tiene las suyas. Ellos tienen el cariño de sus padres sólo para ellos, lo cual les proporcionará mayor confianza y seguridad. Tienen más disponibilidad de sus padres para ayudarles con los deberes, etc. Los recursos económicos se destinan sólo a ellos, lo que se traduce en más posibilidad de realizar actividades extraescolares, vacaciones, campamentos, etc.; y más adelante educación universitaria si se da el caso.

Por otra parte, las investigaciones que se han hecho al respecto del desarrollo de las características de personalidad indican que no existen diferencias significativas entre niños con hermanos y únicos a nivel de sociabilidad, de si son más o menos consentidos, de carácter más o menos difícil, o en introversión y extroversión. En cambio, donde sí hay diferencia es en los logros académicos y laborales. Los niños únicos sacan mejores notas en los exámenes, consiguen niveles de educación más altos y mayores logros tanto a nivel educativo como profesional. Suelen ser más críticos y observadores (puesto que reciben más atención y se ven involucrados en más conversaciones adultas), y a menudo maduran más prematuramente.

 

¿Qué hacer para facilitar un desarrollo sano a tu hijo único?

Ofrecerle oportunidades de relacionarse con otros niños. Las actividades extraescolares son muy buena opción, pero ojo, tampoco hace falta sobrecargarle! Facilitarle que pueda quedar con amiguitos fuera del cole, con primos si los hubiera.

Enseñarle a negociar, a resolver conflictos, a mediar.

Fomentar el pensamiento crítico y la opinión propia (no seguir sólo la de los padres), así como promover las actividades autónomas a partir de una cierta edad.

Intentar no cargarle mucho con nuestras expectativas. Poner objetivos alcanzables, para aumentar su autoestima sin demasiada presión sobre sus hombros.

Limitar razonablemente las posesiones materiales.

Incluirle en las conversaciones de los padres, en las decisiones en las que pueda participar, y en las tareas domésticas.

Beatriz Rubio Vicente es psicóloga infantil y perinatal en Vincles

Acá les dejo el link:

http://www.serpadres.es/3-6-anos/educacion-desarrollo/articulo/147705-hijos-unicos-en-que-son-diferentes

Desayunos saludables

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 No tenía nada en la Refri. No había huevos ni pan.

Pero había avena y manzanas! Entonces, en 3 minutos ya tenía listo todo. Se hace rapidísimo. 

Avena, manzanas picadas, canela entera, clavos de olor. Cuando está listo, luego de 2-3 minutos, apagas el fuego. Si quieres le añades miel de abeja y un chorrito de leche.

Luego, frita a la licuadora con naranjas exprimidas y fruta picada para comer.

Rico 🙂

desayuno para niños

avena con manzanas, fruta y jugo

Es el fin de los tiempos?

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El otro día estuve conversando con una chica que es mamá de dos niños y me contó de su loca filosofía, un poco radical para mi gusto, pero le funciona.

Su idea es que no quiere a nadie que cuide de sus hijos porque primero, no quiere que nadie los toque. Y segundo, porque cree que el mundo cada vez está peor y que es justamente porque mucha gente ha sido criada por personas que no son los padres.

Qué temita no?

Polémico? Un poco. Sensible? Bastante.

Refleja la sociedad en la que vivimos? Yo creo que sí. Pero siento que nada es tan radical. No tiene por qué ser tan blanco o tan negro.

Igualmente, la decisión de tener una niñera o nana o persona que ayude con los bebés o niños debería, creo yo, ser un tema analizado y pensado donde cada familia llegue a la mejor opción posible. Lo que creo que no debería ser jamás es un tema impuesto y mucho menos automático.  Y sobre todo, lo que no debería lograr jamás es dependencia.

Bueno, yo no tengo por qué juzgar nada de esto. Pero creo que no se trata de copy-paste del vecino ni asumirse en una situación de desventaja personal a priori.

Simplemente siempre hay que analizar. Saber si es lo mejor o no, para todos, para el bebé o el niño , para los papás y para la niñera.

Han jugado «yo nunca»?

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Yo nunca voy a darle el desayuno a mi hijo en el carro mientras lo llevo al nido (salud por eso).

han jugado yo nunca una mamá loca

Claro hija, esto sucede por intentar muchas cosas a la vez, como ser una mamá medianamente responsable, trabajar fuera de casa, tener un estilo de vida ligeramente saludable (léase intentar correr 3 veces por semana) y por último pero no menos importante, hacer un MBA.

A esto le añado la necesidad de mantener las relaciones amicales, familiares y demás (como que también estoy casada, detallito eh?). Entonces por supuesto que whatssappear necesita una inversión de tiempo. Gracias al cielo estoy desarrollando reflejos mientras manejo.

Entonces a qué quiero llegar? A que una nunca puede decir ese famoso «yo nunca» porque ya voy acumulando más de uno.

Este con el que inicio este post es solo uno, que me jode, porque siempre me aluciné la mamá perfecta, que se levantaría temprano para preparar el desayuno y levantar al niño, con tiempo, para no correr, no hiperventilarase ni atorarse con los rompe muelles. Pero no, la realidad es que la perfección como la tengo en la cabeza no funciona. Es incompatible con la vida.

Entonces, a replantear la vida, la perfección, y la manera de tomar el desayuno.

Coaching para padres

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En Twitter me encontré a @Mar_Creantium

Propone un coaching para padres de un tema que me interesa, pero del que no he tenido tiempo para pensar. Cómo las emociones influyen en el desarrollo de un hijo.

Nada despreciable.
Si estuviera en España iría de todas maneras.

Les dejo el texto de la charla gratuita.

Impacto de las creencias y las emociones en nuestros hijos y el éxito

Tu hijo es una semilla, ¿lo estás ayudando a crecer orgulloso de ser quién es y dando lo mejor de sí mismo?

¿Te has preguntado alguna vez qué impacto tienen tus creencias y emociones en el crecimiento y la felicidad de tu hijo?

Las emociones son parte muy importante para la felicidad y para el éxito, ¿conoces las emociones y ayudas a tus hijos a gestionarlas para su propio bienestar?
En la actualidad, educar se ha convertido en todo un desafío. Hoy necesitamos algo más que las herramientas convencionales y es por este motivo por el que os presentaremos y os haremos experimentar algunas habilidades de coaching y liderazgo para aplicar con vuestros hijos y nietos para fortalecer aún más vuestra relación y que liberéis todo vuestro potencial como padre y el de vuestro hijo para su felicidad y bienestar.
Las emociones forman parte de nuestra vida y son un factor clave de nuestro éxito.

Próximas charlas:Corte Inglés de Sabadell 16 de Enero 19:00 hrs
Corte Inglés de Tarragona 17 de Enero 18:30hrs
Corte Inglés Portal del Àngel Bcn 24 Enero 19:00 hrs

Para más información: http://www.creantium.com o marmilan@creantium.com

La primera caída (en el nido)

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«Tu hijo se ha caído» fue lo primero que me dijeron hoy en el nido cuando fui a recoger a Fausto.
En este momento todo se congeló. Me visualicé con la boca abierta y con la lengua afuera, con un reloj dentro del cerebro contando los segundos para emitir una palabra al respecto. Y antes de que supiera qué decir, me dijeron «pero no te preocupes porque no fue nada grave».

Entonces como que todas las piezas del rompecabezas de mamá se volvieron a unir, y mi corazón volvió a bombear, y mis pulmones comenzaron de nuevo a respirar. Y la calle volvió a tener color, y la vida sentido.

Fue entonces cuando entré al nido para que me explicaran qué había sucedido, pero antes, me topé con Fau, rasguñado, luego de una experiencia inevitable de la vida. Luego de saludarlo le pregunté si había pasado algo, si todo estaba bien y para él prácticamente no había ocurrido nada ta fuera de lo común como para mí.

Prácticamente me dij «vamos a la casa» y punto, ¿qué tanto? pero primero debía yo ir a ver la escena de los hechos para estar segura de que no había caído de muy alto, ni a un lugar muy duro. Ni el uno ni el otro. Todo bien.

Entonces, a explicar que esas cosas pasan. Que todos nos caemos, inclusive papá cuando juega fútbol. Todo bien.

A seguir tomando aire nomás mamá, que golpes habrá miles.

Papá Palabras conmueve corazones

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Viendo el facebook me encontré esta maravillosa carta de amor de un padre a su hija, en un portal de noticias. Enjoy.

Navegando por la red encontramos esta carta conmovedora que un padre le escribe a su pequeña hija.

Carta de un padre a su hija para “cuando le rompan el corazón”.
José Simón es un publicista que decidió crear un Blog para escribirle cartas a su hija, Valentina. El nombre del espacio creado por José es PapáPalabras y donde encontramos diversos textos que él quiere que su hija lea más adelante.

Entre otros textos que encontramos, esta carta nos llamó mucho la atención puesto que habla sobre el amor y el desamor, un etapa por la que todos pasamos tarde o temprano.

“Es difícil pensar en esto cuando veo tus fotos, difícil pensar en esto cuando te veo sonreír. Pero pasará. Te romperán el corazón. Cuando pase, lee esto.”

“Cuando te rompan el corazón, sentirás que el mundo no es redondo. Sentirás que la Tierra es plana, que el mundo no gira y el tiempo no pasa. Que por alguna razón, un gran agujero se abrió ante ti en cuyo borde resbalarás y caerás, y donde quizás sólo llegar al fondo haga que el dolor termine. Sentirás que no puedes más. Sentirás, quizás, que todo el oxígeno que te rodea no es suficiente para tus pulmones. Que no puedes respirar, que las paredes se cierran alrededor tuyo.”

“Es probable que no entiendas cómo es posible que sigas llorando. ¿De dónde pueden salir tantas lágrimas? Que tu voz se corte por el llanto. Que la compañía no sea suficiente, o que no la necesitas. Sentirás un hueco hondo en el pecho, donde antes latía tu corazón. Sentirás una piedra en el estómago y un nudo en la garganta.”

“Te preguntarás, “¿qué hice mal?” y tendrás tantas respuestas, quizás sin la certeza de que alguna sea correcta. La duda te visitará constantemente. Los consejos para seguir adelante de tus amigos y amigas lloverán, pero por alguna razón no te harán sentir mejor. Querrás sentirte dura, para derrumbarte nuevamente. Y te sentirás culpable por eso. Querrás que todo pase, y que pase ya. Porque nadie quiere sentirse mal, nunca tan mal.”

“Querrás odiar a la persona que te hizo sentir así. Y te sentirás mal por odiarlo, porque en el fondo quizás quieras perdonarlo, y volver al pasado. Estarás tentada de olvidar lo que pasó, y empezar todo de nuevo. Pero sabes que sí pasó. Sabes que dolió. Y sabes que lo único que quieres es no sentirte así.”

“Mi pequeña hija. Quiero decirte que no estás sola. Que como tú, miles de personas en el mundo han sufrido de ruptura de corazón. Y que la mayoría de ellas han sobrevivido exitosamente. Quiero decirte que se trata de un mal agudo, y no crónico. Es un mal que pasa. Un dolor profundo que te tumba hasta el piso, y te reta a ponerte de pie.”

“Quiero decirte que ese agujero en el pecho, luego se llena de calma. Se llena de ti. Que tu corazón se reconstruye. Que aprende. Tu alma renace, y la vida vuelve a sonreír. Quiero asegurarte que el tiempo, y sólo el tiempo, te dará la perspectiva necesaria para sanar tus heridas. Quiero que sepas que estarás bien.”

“Quiero decirte que cuando esto pase, respetaré tu espacio. Aunque mi corazón salte en llamas y mi alma quiera degollar a la persona que te hizo sentir así, guardaré la distancia que tú requieras. Que dejaré que te encierres dando un portazo. Pero que estaré del otro lado de esa puerta. Que estaré listo para pedirte, cuando tú estés lista, que me acompañes a comprar un helado, o a pasear – si es que no te molesta que te vean con tu viejo.”

“Quiero que sepas, mi amor, que esto puede pasar más de una vez. Y que pasa muchas veces, cuando uno menos lo espera. Que es muy difícil estar preparado para esto, y que el dolor duele más cuando sorprende.”

“Pero quiero que sepas también, que puedes contar conmigo. Puedes contar con que te llevaré, sin juzgar ni hablar demasiado, quizás a algún lugar distinto, donde podamos ver las estrellas más de cerca. Donde el cielo tenga otro aire, y el horizonte del mundo se vea distinto. Que te sacaré de la rutina, y te ayudaré a tomar una pausa.”

“Que mamá y yo acompañaremos, en mutuo respeto, el luto que guardes en el alma.”

“Pero sobre todas las cosas, quiero que sepas que eres fuerte. Que lograrás pararte. Que tu corazón es más grande de lo que crees. Que para entonces habrás aprendido a perdonar, a aprender, a respetar, y a avanzar. Que Dios es una fuerza que nos ayuda mucho en estos casos, y que puedes contar con él. Que puedes contar conmigo.”

“Quiero prometerte, que luego, serás más fuerte, serás más tú, serás más humana, y más bella que nunca. Porque las flores que renacen de las cenizas son quizás las más hermosas.”

“Cuando te rompan el corazón, yo te ayudaré a recoger los pedazos, los pegaré, y los cuidaré. Y cuando estés lista, una mañana al despertar, lo encontrarás latiendo otra vez en tu pecho.”

“Ese día, te enseñaré a verte a través de mis ojos. Te amo, pequeña. Papá.”

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