Si la mañana me juega una mala pasada y hace que me demore un poco más de la cuenta, tengo gracias a Dios a Waze en mi teléfono.
En algún momento dejó de funcionar. No sé si fue que no actualizé el iOS pero simplemente dejé de usarlo e intenté confiar en mi instinto. Sin importar la hora tomaba la misma ruta para ir al colegio.
Hasta que un día sufrí de un par de atracones de una hora sin opción a salida o a cambio de calle.
Nunca más. Hice todo lo posible para actualizar lo que tenía que cambiarse y conecté nuevamente con este app que sobre todo en las mañanas me ha ayudado a llegar temprano.
Salgo a una hora bastante prudente a favor del sueño de mi hijo. Lo levanto 6:45 am (no es tan tan temprano versus la madrugada que deben interrumpir otros niños).
Salir con calma, manejar riéndote a estas horas es un deber. Una responsabilidad. Ir con paciencia para afuera del carro y para adentro.
Además, aparte de llegar temprano tengo varias rutas nuevas que no conocía.
El día que descubra la bondad del Snapchat por ahí que me vuelvo heavy user. Como con Waze.